Cuando entré a aquella magnífica peluqueria lo primero que mis ojos percibieron fue su sonrisa.
Esa sonrisa tan espléndida que solo él sabe mostrar; me acerqué lentamente y quedé deslumbrada por aquella mirada, esos ojos azules tan penetrantes que me hacían estremecer.
No se sorprendió de mi visita, es más, podría jurar que llevaba esperándome todo el día.
-¿Qué quieres que te haga?- me preguntó con su apuesta sonrisa
- Uhmm la verdad es que me pongo en tus manos, hazme lo que quieras
- ¿Estás segura?
- ¿Acaso no he de estarlo?
Esa fue la única conversación que mantuvimos porque con solo mirarnos a los ojos nos lo decíamos todo.
Él sabe que siempre será mon coiffeur preferido y yo su modelo, siempre dispuesta a ponerme en sus manos.
Antes de irme me dijo que nunca perdiese la sonrisa tan bonita que tengo y que jamás se me nublen los ojos por alguien que realmente no merece la pena.
Me encanta ir a la peluqueria porque allí está él, mi peluquero preferido.
martes, 28 de noviembre de 2006
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1 comentario:
Es cierto, nunca pierdas ni la sonrisa ni tu tiempo con alguien que no lo merezca....sabes que tú vales mucho ¡¡creetelo!! te quiero y ahora ¡¡creeme!!
Muchos besos.
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